Libros de Novela Misterio

Confesión
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La niebla se arremolinaba lentamente a su alrededor, empujada por un fuerte movimiento propio, pues naturalmente no hacía viento. Flotaba formando densas vueltas y espirales tóxicas; subía y bajaba; las luces de las farolas de la calle y los faros de los automóviles no lograban penetrarla, aunque aquí y allá algún escaparate grande formaba manchas de luz tenue sobre su cortina en perpetuo movimiento. A O'Reilly le dolían y escocían los ojos debido al incesante esfuerzo de ver a un pie más allá de su rostro. El nervio óptico se cansaba, y la visión, por consiguiente, era cada vez menos precisa. Al avanzar cautelosamente arrastrando los pies a través de la sofocante oscuridad, tosió. Sólo el ahogado ruido del lento tráfico le persuadía de que se encontraba realme...